DOSMILDIECINUEVE

Hola 2019, bienvenido seas.

Ahora que ya estás aquí solo queda hacer el típico repaso del año pasado. Hacer los propósitos del 2019 viendo que les voy a hacer el mismo caso que a los de 2018. A algunas si que les tengo más ganas que otras, pero no te voy a engañar, me suelo pasar los propósitos del año un poco por el forro. Antes me enfadaba o me sentía triste por ello. No conseguía llevarlos cabo y me frustraba, pero… ¿Sabes qué?

Ahora ya no.

Porque quizás una de las cosas que más me ha gustado de 2018 ha sido aprender a fluir. Sin más. Los propósitos u objetivos son algo bueno e incluso interesante para saber por donde ir, pero es difícil adivinar el futuro y mucho más complejo creer que dentro de 365 días habré podido realizar todas esas cosas que decía que quería hacer sin que nadie o nada me lo impida. Que con los años he aprendido que muchas cosas no dependen de mí. U otras que sí que dependen de mí pero que quizás en unos meses no me apetecerán tanto. Cambiar es bueno, cambiar es necesario. No te voy a engañar que me ha costado mucho. Algunas veces una barbaridad. Pero poco a poco voy aprendiendo a adaptarme. Adaptarme como el agua. Si, «be water my friend».  El agua se adapta a lo que sea. Cuando está en una botella se adapta a ésta y tiene forma de botella. Cuando está en un río, o en una cubitera de hielo. Poco a poco voy aprendiendo a ser como el agua. Y lo que es mejor, me siento más cómodo con la vida. Más cómodo con todo. Quizás la edad me está enseñando a ser cada día mejor simplemente aceptando. Vivir en el presente, ahora. Sea como sea el mañana y sabiendo lo duro que ha podido ser el ayer.

Si tuviera que pedir un deseo para este 2019 es empatía. Yo lo intento día a día y aún creo que me falta mucha. Pero creo que podemos repartirla a todos los demás seres del universo. Un puñado de empatía para todos. Empatía para que podamos entender que nuestros propósitos de año nuevo no son siempre algo nuestro. Que a veces nuestros propósitos requieren de más gente. Y que esa otra gente puede que tenga otros propósitos diferentes a los nuestros. Empatía para entender que el mundo sigue girando, siempre, sin preguntarnos. Empatía para todos aquellos que se sienten frustrados por que las necesidades de uno no sean las necesidades de los demás. La frustración por no conseguir los propósitos es muy dura. Y a veces me he llegado centrar demasiado en los propósitos que no he conseguido, sin entender porqué en algún momento del año pasado mis prioridades cambiaron. Empatía para entender que hay muchos tipos de inteligencia. Que no todo el mundo piensa como nosotros, cada uno piensa y siente diferente. Y que debemos adaptarnos a esas diferencias. Creo que la empatía el mejor regalo que se le podría dar al mundo civilizado.

Pero mientras tanto…
… vamos a reírnos de todo.

Feliz 2019