El otro día en una charla sobre la productividad de este país surgió en la conversación una variable de la que se habla bastante poco. El Analfabetismo. A nadie se le ocurriría en el sistema empresarial actual contratar a alguien que no supiera coger un lápiz y escribir. Con mejor o menor caligrafía, o con mejor o menor estilo literario. Pero es un imprescindible saber leer y escribir para poder llegar a ciertos puestos de trabajo. Aceptando esta premisa la conversación derivó en una pregunta bastante lógica: ¿Se puede dirigir una empresa si no se tiene ningún conocimiento de Internet? A este tipo de individuos se les llama: «El Analfabeto Digital».